domingo, 11 de febrero de 2007

LA POESÍA LÍRICA

La poesía lírica
La poesía lírica ha sido definida tradicionalmente como la expresión de los sentimientos por medio de la palabra, escrita u oralmente. Desde este punto de vista, este género literario se caracteriza por la subjetividad, es decir, el poeta nos ofrece una parte de su pensamiento, de su interior, de su visión de la realidad. De manera errónea, la poesía lírica se ve asociada a sentimientos exclusivamente amorosos. Bien es verdad que éste es el tema más frecuente, pero no es el único. Cualquier expresión de las emociones del autor ante la contemplación del mundo o de la realidad puede ser considerada lírica: amor, pena, soledad, miedo, fracaso, alegría, desamparo, nostalgia... Esta expresión de los sentimientos no puede hacerse de cualquier manera, sino que se suele ver sometida a una gran depuración técnica y estética. Por ello, quizás la característica formal más reconocible de la poesía sea la de estar escrita en verso. Así pues, el poema es la unión de un fondo emotivo y sentimental y de unas determinadas características formales que lo caracterizan a simple vista incluso ante los ojos de personas que no han leído nunca poesía.
La mayor parte de los poemas están escritos en verso, aunque ésta no es una característica exclusiva de la poesía. La expresión de la emotividad del poeta se puede llevar a cabo a través de otros vehículos de expresión, como la prosa poética. En este tipo de escritos, el autor prescinde del verso, aunque sigue manteniendo todas los rasgos propios de la poesía: subjetividad, expresión sentimental, utilización de un gran número de recursos literarios, cuidado formal y estético... La prosa poética o poemas en prosa encontraron en Juan Ramón Jiménez a uno de sus mejores cultivadores, aunque también podemos citar autores como Rubén Darío, Gustavo Adolfo Bécquer o Federico García Lorca, y más recientemente, Antonio Gala o Antonio Muñoz Molina.
Hemos titulado este apartado Poesía lírica porque es conveniente diferenciarla de otro tipo de poesía que puede ser calificada como poesía épica o poesía no lírica. En este tipo de poesía, el autor no expresa sus sentimientos ni muestra al lector su interior a través de la palabra, sino que se limita a narrar (como lo podría hacer un novelista) la historia de unos personajes determinados, aunque con la característica de que `la narración se realiza en verso. La poesía épica, apenas cultivada hoy en día, tuvo en la Edad Media su momento álgido, con obras tan conocidas como el Poema de Mío Cid o la amplia producción del mester de Clerecía, con Gonzalo de Berceo como figura más representativa.
Una vez definida la poesía lírica y acotada convenientemente, ofrecemos a continuación las características más importantes de este género literario, con la salvedad de que el gran número de subgéneros con que cuenta hace que muchas de estos rasgos generales deban ser matizados convenientemente:
El autor transmite un determinado estado de ánimo, es decir, la poesía lírica se suele caracterizar por la introspección y la expresión de los sentimientos.
Un poema no narra una historia propiamente dicha, en él no se desarrolla una acción, sino que el poeta expresa, de manera inmediata y directa, una emoción determinada.
La poesía lírica exige un esfuerzo de interpretación al lector, que debe estar, cuando menos, algo habituado a esta forma de expresión literaria.
Suele haber una gran acumulación de imágenes y elementos con valor simbólico.
La mayoría de los poemas líricos se caracterizan por su brevedad: no es frecuente que sobrepasen los cien versos.
Debido a esa brevedad, hallamos una mayor concentración y densidad que en el resto de géneros literarios.
Un poema es la expresión directa del sentimiento del poeta al lector; esto es, debe ser considerado una especie de confidencia hecha a solas.
La poesía lírica, al ser eminentemente subjetiva y estar expresada, con gran frecuencia, en primera persona, se convierte, así, en un relato autobiográfico, aunque no hemos de confundir el yo del poema con el autor que hay detrás, ya que puede estar expresando unos sentimientos que no siente en realidad, con lo que el poema no sería más que un ejercicio estético.
Los poemas suelen ajustarse a unas normas formales que los caracterizan: versos, estrofas, ritmo, rima, englobadas todas ellas bajo la denominación de métrica. Además, con el fin de lograr un discurso lo más bello posible, los autores se valen de los recursos literarios o estilísticos.
La unión de la temática sentimental, la métrica, la depuración lingüística y los recursos literarios recibe el nombre de poética. Así, la poética de un autor o de un movimiento literario concreto será el conjunto de rasgos que los caracterizan e individualizan frente a otros autores o movimientos literarios, respectivamente.
La poesía nació íntimamente unida a la música, de ahí que el término canción fuera aplicado a las composiciones en verso que cantaban los poetas. Esto se debe a que los primeros poemas se transmitían acompañados por un instrumento musical, con frecuencia una lira (de donde procede el término lírica). Así, la entonación al leer un poema se acercaba bastante a los compases musicales que servían de fondo a la recitación. Si nos fijamos en algunas canciones actuales, observaremos que están sometidas a una métrica rigurosa y estudiada que encaja perfectamente la letra con las notas musicales. Además, los cantautores o compositores de nuestros días introducen un gran número de recursos literarios en sus composiciones musicales, con lo que, sin miedo a equivocarnos, podemos afirmar que todavía hoy la poesía, o al menos una parte de ella, continúa transmitiéndose con el inestimable acompañamiento musical.
La métrica
La métrica es la disciplina literaria que se ocupa de la medida de los versos, de su estructura, de sus clases y de las distintas combinaciones que pueden formarse con ellos, es decir, trata de establecer las normas de versificación: versos, rima, ritmo, estrofas.
En la poesía actual es frecuente encontrar poemas que no se acomodan a ningún tipo de esquema métrico y que, por lo tanto, están más cercanos a la prosa poética que a la poesía. Aun así, la mayor parte de nuestra poesía se encuentra regulada, con más o menos rigurosidad, por la métrica.
El verso
Entendemos por verso un conjunto de palabras sometidas a ritmo y cadencia en relación con otros versos. Suele presentar pausas, acentos y rima, aunque estas características no son generales. Desde un punto de vista más práctico, cada una de las líneas o renglones que forman un poema pueden ser denominadas versos. Los versos se clasifican según el número de sílabas con que cuentan. Así, los versos formados por ocho o menos sílabas son denominados versos de arte menor, mientras que los versos compuestos por nueve o más sílabas son versos de arte mayor. Los versos que no cuentan con rima ni con uniformidad en el cómputo silábico se denominan versos libres. Este tipo de versificación es muy frecuente en la poesía actual ya que se basa en la libertad creativa y en la unión estricta del fondo del poema, es decir, del contenido, con la forma. Los poetas pueden reflejar mediante versos libres estados caóticos de conciencia o complicadas imágenes poéticas gracias a la adaptación de la medida del verso al contenido que se pretende expresar. Cuando medimos un verso, es decir, cuando contamos el número de sílabas que lo forman, debemos tener en cuenta una serie de normas:
Si el verso acaba con una palabra llana, el cómputo resultante no cambia.
Si el verso acaba con una palabra aguda o monosilábica, deberemos sumar una sílaba al cómputo resultante.
Si el verso acaba con una palabra esdrújula, deberemos restar una sílaba al cómputo resultante.
Si, dentro de un verso, una palabra acaba en vocal y la siguiente comienza también con una vocal o con h, entonces, si las necesidades métricas no lo impiden, podremos unirlas y contarlas como una sola. Este enlace se denomina sinalefa.
Según el número de sílabas de cada verso, la denominación cambia, como vemos a continuación:
VERSOS DE ARTE MENOR
VERSOS DE ARTE MAYOR
Bisílabos: 2 sílabas
Eneasílabos: 9 sílabas
Trisílabos: 3 sílabas
Decasílabos: 10 sílabas
Tetrasílabos: 4 sílabas
Endecasílabos: 11 sílabas
Pentasílabos: 5 sílabas
Dodecasílabos: 12 sílabas
Hexasílabos: 6 sílabas
Tridecasílabos: 13 sílabas
Heptasílabos: 7 sílabas
Alejandrinos: 14 sílabas
Octosílabos: 8 sílabas

Los versos se suelen agrupar en estrofas, es decir, conjuntos de versos que presentan uniformidad en cuanto a la rima, ya sea consonante, ya sea asonante. A continuación ofrecemos los tipos de estrofas más frecuentes en nuestra literatura:
NÚMERO DE VERSOS
TIPO DE ESTROFA
CLASE DE RIMA
ESQUEMA MÉTRICO
2
Pareado

Consonante o asonante
AA, aa
3
Terceto encadenado

Consonante
ABA, BCB, CDC...
Tercerilla
Consonante
a-a
Soleá
Asonante
a-a
4
Cuarteto

Consonante
ABBA
Serventesio
Consonante
ABAB
Redondilla
Consonante
Abba
Cuarteta
Consonante
Abab
Seguidilla
Asonante
7-, 5a, 7-, 5a
Cuaderna Vía
Consonante
14A, 14A, 14A, 14A
Copla
Asonante
8-, 8a, 8-, 8a
5
Quinteto
(arte mayor)
Consonante
Los versos se combinarán con las siguientes condiciones: a) Tener dos rimas consonantes distintas.
b) No pueden rimar más de dos versos seguidos.
c) No pueden terminar en pareado
Quintilla (arte menor)
6
Copla de pie quebrado
o manriqueña
Consonante
8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c
8
Copla de arte mayor

Consonante
12A, 12B, 12B, 12A, 12A, 12C, 12C, 12A
Octava real
11A, 11B, 11A, 11B, 11A, 11B, 11C, 11C,
Octava italiana
11-, 11A, 11A, 11B’, 11-, 11C, 11C, 11B’
10
Décima o espinela
Consonante
8a, 8b, 8b, 8a, 8a, 8c, 8c, 8d, 8d, 8c
Además de estas agrupaciones estróficas, hay poemas que constituyen una organización rítmica fija y autónoma. Un poema puede estar formado por varias estrofas:
POEMA
NÚMERO DE VERSOS
CLASE DE RIMA
ORGANIZACIÓN
Soneto
14 versos endecasílabos
Consonante
2 cuartetos y 2 tercetos: ABBA ABBA CDC DCD (o CDE CDE)
Romance
A voluntad del poeta (octosílabos)
Asonante
Riman en asonante los versos pares y quedan sueltos los impares: 8-, 8a, 8-, 8a, 8-, 8a...
Silva
A voluntad del poeta (heptasílabos y endecasílabos)
Consonante
El poeta combina libremente los versos heptasílabos y endecasílabos. Pueden quedar algunos sueltos.
El ritmo
El ritmo, tanto musical como poético, consiste en repetir un fenómeno de manera regular con la finalidad de producir un efecto unitario y reiterado. En español, el ritmo poético se debe a los siguientes factores:
La medida: repetición del número de sílabas en los versos que forman un poema.
Los acentos: la fuerza espiratoria se reparte sobre las mismas sílabas en cada uno de los versos.
Las pausas: los descansos en la lectura, convenientemente repartidos, contribuyen a dar uniformidad al poema.
La rima: consiste en la repetición de los sonidos que aparecen al final de cada verso.
La rima
Como hemos dicho más arriba, la rima es la repetición de los sonidos que cierran cada uno de los versos que componen un poema. Esta repetición puede ser de dos tipos:
Asonante: cuando desde la última vocal acentuada sólo se repiten los sonidos vocálicos.
Consonante: cuando desde la última vocal acentuada se repiten todos los sonidos, tanto vocálicos como consonánticos.
Los recursos estilísticos o literarios
Por medio de estos artificios retóricos el escritor intenta llamar la atención del lector gracias a su belleza, ingenio, sensibilidad, dificultad, ritmo o trabazón. La utilización de recursos literarios aleja la lengua poética de la lengua cotidiana, embelleciéndola y estilizándola. Con ellos, el poema puede tener dos niveles de análisis: interno (relativo al contenido, al tema del que se trata) o externo (relativo a la forma del poema, esto es, la unión de recursos métricos y recursos estilísticos). Existe un gran número de recursos estilísticos, aunque a continuación ofrecemos sólo los más frecuentes:
Recursos literarios basados en el sonido
Aliteración: repetición de sonidos, sobre todo consonánticos, a lo largo de un verso o de una estrofa. Con este recurso, el autor intenta recordar el significado de lo que está expresando por medio del sonido repetido: “con el ala aleve del leve abanico” (Rubén Darío).
Onomatopeya: imitación de sonidos reales. Es un recurso muy utilizado en el lenguaje de los tebeos: ¡boom! ¡zas! ¡pío pío! ¡guau guau!
Paranomasia: utilización de palabras de sonido parecido, aunque con distinto significado: “como tontos, como tantos, como todos” (Gabriel Celaya).
Recursos literarios de tipo gramatical
Epíteto:
suelen ser adjetivos que destacan una cualidad de un sustantivo que es suficientemente conocida y aceptada: la verde hierba, la blanca nieve.
Pleonasmo: insistencia innecesaria para dejar claro el sentido de una oración o verso. Suele ser muy corriente en el habla coloquial: Lo vi con mis propios ojos.
Elipsis: supresión de algunos elementos en un verso ya que quedan sobreentendidos. Este recurso dota al poema de rapidez, brevedad y concisión: “Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡yo no sé qué te diera por un beso” (Bécquer)
Hipérbaton: alteración del orden lógico de las palabras de un enunciado oracional: “Volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar” (Bécquer)
Polisíndeton: utilización de más conjunciones de las que son necesarias. Dota al verso de lentitud y solemnidad: “Alguien barre / y canta / y barre / -zuecos en la madrugada” (Rafael Alberti).
Asíndeton: omisión de las conjunciones que son necesarias en un verso. Dota al verso de rapidez: “Para la libertad, sangro, lucho, pervivo” (Miguel Hernández).
Anáfora: repetición de una o más palabras al principio de varios versos: ¿Por qué fue desterrada la azucena, por qué la alondra se quedó sin vuelo, por qué el aire de mayo se hizo pena bajo la dura soledad del cielo? (Rafael Morales)
Paralelismo: repetición de una misma estructura gramatical en un verso o en varios: La paz de su hora sola me daba la claridad. La gloria de su amor solo colmaba mi soledad (Juan Ramón Jiménez)
Anadiplosis: se da cuando las palabras del final de un verso son las mismas que al inicio del siguiente: “también yo tengo mis rejas, / mis rejas y mis rosales” (A. Machado).
Juego de palabras: utilización de palabras que se escriben igual, aunque con significado distinto: “¡No! Pues bueno; / sea usted bueno y cállese” (M. Machado).
Calambur: relacionado con el anterior, consiste en unir dos palabras o separar una en dos distintas, de manera que cambia radicalmente el significado inicial: “Entre el clavel / y la rosa, / su majestad / escoja” (= es coja) (Quevedo). Este recurso se usa profusamente en adivinanzas: “¿Qué fruta es la que oro parece y plata no es?” (plátano).
Recursos literarios basados en el significado
Metáfora:
consiste en nombrar una cosa con el nombre de otra a causa de su semejanza, real o ficticia. Aquello que estamos comparando se denomina “término real”, y aquello con lo que lo comparamos “término imaginario”: “Todas las casas son ojos / que resplandecen y acechan” (Miguel Hernández); “Las perlas de tu boca”; “El sol es un globo de fuego, / la luna es un disco morado” (A. Machado).
Símil o comparación: consiste en comparar una cosa con otra por semejanza: “y me ofreció sus mejillas / como quien pierde un tesoro” (J. R. Jiménez); “tengo la cabeza como un bombo”; “Como se arranca el hierro de una herida / su amor de las entrañas me arranqué” (Bécquer).
Metonimia: se trata de nombrar un objeto con el nombre de otro, como los dos recursos anteriores, aunque en este caso no por razones de semejanza, sino por proximidad física o significativa (el cuello de la camisa; los pies de la cama; beberse una copa; comerse tres platos; el trompeta –en una banda de música-; el espada –en una corrida de toros-; el cámara –el operador de cámara-; un Velázquez –un cuadro de Velázquez).
Antítesis o contraste: oposición de palabras o ideas contrapuestas: “Cuando estoy alegre, lloro, / cuando estoy triste, me río” (M. Machado).
Paradoja: empleo de expresiones aparentemente opuestas, contradictorias o absurdas, que encierra significación poética: “La música callada, / la soledad sonora” (San Juan de la Cruz); “muero porque no muero” (Santa Teresa de Jesús).
Hipérbole: exageración, amplificación: “Tanto dolor se agrupa en mi costado, / que por doler me duele hasta el aliento” (Miguel Hernández).
Personificación o prosopopeya: atribución de cualidades humanas a seres animados o inanimados: “Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo, [...] / buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen” (Miguel Hernández); “La heroica ciudad dormía la siesta” (Clarín).
Ironía: expresión de lo contrario de lo que en realidad se piensa. Habitualmente este recurso suele ir acompañado por un tono burlesco o desenfadado. Cuando la ironía se vuelve insultante y agresiva, se denomina sarcasmo. Es muy frecuente en el habla coloquial: “¡Uf, qué frío!” (a 40º).
Principales subgéneros líricos
Oda
Etimológicamente, oda significa “canto”, ya que, en la antigua Grecia, era recitada con el acompañamiento de una lira. Sirve para que el autor exprese cualquier tipo de emoción lírica: alegría, melancolía, tristeza, placer... Hemos de destacar la Oda a Francisco Salinas de fray Luis de León.
Elegía
Es un poema escrito en homenaje y recuerdo de una persona fallecida. Famosísimas son las Coplas que Jorge Manrique dedicó a su padre, así como la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández o el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Federico García Lorca.
Égloga
Poema amoroso en el que los protagonistas son pastores situados en un lugar idílico. Estos personajes suelen lamentar sus penas de amor a través de un diálogo muy estilizado y de un vocabulario bastante esmerado. Las más conocidas y, quizás, de mayor calidad, son las tres Églogas que Garcilaso de la Vega escribió entre 1534 y 1536.
Sátira
Composición habitualmente breve con tono burlesco en la que el autor censura vicios tanto individuales como colectivos. En realidad una sátira es una especie de burla en verso. Quizás uno de los mejores autores de sátiras de nuestra literatura ha sido Francisco de Quevedo, como podemos observar en los títulos de algunos de sus poemas satíricos: “”A un hombre de gran nariz”; “Mujer puntiaguda con enaguas”; “Hastío de un casado al tercer día”; “Casamiento ridículo”; “Vieja verde, compuesta y afeitada”...
Epitalamio
Poema en el que se resalta la solemnidad de una boda y el amor de los recién casados. Antonio Machado dedicó un epitalamio a su amigo Francisco Romero.
Letrilla
Poema breve, gracioso, de contenido burlesco, amatorio o religioso. Suele contar con un estribillo que le da unidad y ritmo. Destacan las letrillas satíricas de Francisco de Quevedo o Luis de Góngora.
Epístola
Se trata de una carta en verso que el poeta dirige a un amigo. Puede ser de tema variado, aunque predomina la reflexión moral. Garcilaso de la Vega es autor de la Epístola a Boscán.
Canción
Con esta denominación se suele designar a cualquier composición de contenido amoroso.


José Carlos Carrillo Martínez

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