Selectividad

martes, 2 de febrero de 2010

Tema y estructura

Dado el modo en que se suele enunciar esta cuestión en los exámenes (Indique el tema y la organización de ideas en el texto), no habría inconveniente en que esta pregunta se contestara en un solo apartado, sin añadir títulos menores a las dos partes (tema y estructura). No obstante, puesto que hay que dejar bien claro al corrector que la respuesta es completa, y teniendo en cuenta que se recomienda a los correctores que puntúen ambas cuestiones por separado, parece recomendable que se indiquen claramente en el examen los dos apartados.
Tema
Tema o materia
En el habla coloquial habitual el término tema se usa con frecuencia con el significado de 'materia', 'asunto general del que se trata', 'etiqueta genérica con que se podría catalogar algo'. En este sentido, podríamos decir que un texto es de tema amoroso, belicista, antiabortista, feminista, religioso... Pero en esta prueba no basta con averiguar en qué carpeta podríamos archivar el texto. Aquí no se pide el asunto general del que trata el texto.
La idea fundamental
Habría que encontrar un enunciado (oración o frase) que sólo fuera aplicable al texto que comentamos y que exprese la idea fundamental del texto, su mensaje, lo que el autor ha querido decir.
Para enunciar el tema de un texto se recomienda desde los años setenta (Fernando Lázaro, 1970) buscar un sustantivo abstracto que condense el mensaje, y acompañarlo de tantos adyacentes como sea necesario para que la frase resultante identifique el texto en cuestión; por ejemplo: queja, exhortación, crítica, lamento, deseo, frustración, drama, intensidad de... Podría también optarse por una oración parecida a éstas: El autor se lamenta de..., El amor traspasa los límites de..., El protagonista se queja de...
Extensión. Resumen del resumen con interpretación
Se siga o no este procedimiento, ya clásico, el enunciado que condense el tema no debería superar las diez o quince palabras. Se podría decir que el tema es un resumen del resumen, pero, al contrario que en éste último, aquí sí se debería interpretar el sentido del texto o la intención del autor.
Tema, título, titular
En muchos textos, especialmente en los periodísticos de subgénero noticioso (noticia, crónica, reportaje...), el tema podría coincidir con el titular del artículo, siempre y cuando ese titular sea informativo (véase el apartado Los titulares de prensa). Un titular de prensa sensacionalista o llamativo no suele aludir a la idea fundamental expresada en el texto. Tampoco suelen coincidir los títulos elegidos por los autores de textos narrativos –o sus editores– con el sentido básico del texto. Más probable es la coincidencia de tema y título en un ensayo o en un trabajo de investigación.

Estructura
Ver gráficos proyectados en clase: La estructura
Si no se pudiera establecer algún tipo de sistema en el contenido de un texto, su interpretación resultaría difícil e incluso podría ser incoherente. Todo texto coherente comporta dos tipos de organización de los contenidos: una estructura externa, o disposición de los enunciados en capítulos, apartados y párrafos, y una estructura interna, o distribución y jerarquización de las ideas en el mensaje. Poco hay que aclarar sobre la estructura externa: bastará con incluir en el examen una breve descripción como la siguiente:
El fragmento seleccionado aparece distribuido en cuatro párrafos, los tres primeros de similar extensión y el cuarto algo más largo. Todos ellos aparecen encabezados con un enlace extraoracional que contribuye a la lectura organizada del texto: En primer lugar, ... , En segundo lugar, ..., Además, ..., En conclusión, ...
En caso de que comentemos un texto poético, éste sería un buen momento para mostrar nuestros conocimientos de métrica, si los hubiera.
Desentrañar la estructura interna puede resultar algo más complicado y requiere práctica. Como orientación, aquí se relacionan algunos modelos de estructuras bastante comunes. Aunque un texto concreto podría tener una organización de ideas que no se ajustase a ninguno de estos modelos, es muy probable que, si lo razonas y justificas bien, puedas adaptarlos a la mayoría de los textos, y te basten para los fines que nos proponemos.
Modelos de estructura.
Deductiva o analizante
El texto va de lo general a lo particular. Encabeza el texto una idea general, una ley o una tesis, y en párrafos sucesivos se trata de confirmar con hechos, datos, casuística concreta.
Inductiva, sintetizante o de "diseminación-recolección"
Al contrario que la anterior, un texto de estructura inductiva parte de lo particular para llegar a lo general. Se ofrecen al principio datos, ejemplos, casos concretos o ideas secundarias de las que se obtiene al final la idea principal, la tesis o la ley.
Deductivo-inductiva, encuadrada o circular
Es una combinación de las dos anteriores. Al comienzo se apunta la idea principal; se confirma con hechos, datos o ejemplos y se reelabora finalmente incorporando, posiblemente, algún matiz nuevo.
En paralelo
Las ideas se suceden sin que exista subordinación de unas a otras. No hay una idea principal y varias secundarias. No suele haber tampoco recapitulación ni conclusión.
Cronológica
Se relacionan los hechos o los datos en la secuencia temporal en que ocurren o aparecen. El modelo cronológico puro sigue el proceso de principio a fin, y los acontecimientos aparecen en el texto según ocurren en la realidad. Una variante de esta estructura, que se aplica especialmente a las narraciones, es la denominada in medias res ('en mitad del asunto'). La narración in medias res comienza en un momento avanzado del relato y puede no terminar en su fin natural; es una especie de corte temporal en la secuencia de los acontecimientos. La estructura cronológica puede también complicarse con saltos atrás y saltos adelante en la trascripción de los hechos.
Clásica
En la antigüedad clásica, los retóricos recomendaban una disposición tripartita de los contenidos en el discurso; su influencia llega hasta nuestros días. El texto de estructura clasica se organiza en tres partes: introducción (que presenta el asunto y se ofrecen los primeros elementos para su comprensión), desarrollo (donde se añaden los datos y las argumentaciones que sean pertinentes) y conclusión (parte final en la que reelaboran los datos y se enuncia el mensaje, la moraleja o el desenlace de los acontecimientos). Desde Lope de Vega, esta estructura se ha aplicado profusamente a las comedias en tres actos, que venían a coincidir con el planteamiento (introducción), el nudo (desarrollo) y el desenlace (conclusión).
Pirámide invertida
Los hechos o ideas se presentan en orden de mayor a menor relevancia. Todo lo esencial aparece al principio, probablemente en el primer párrafo, donde deben aparecer los agentes, el asunto, los destinatarios, el tiempo, el espacio, y las causas del asunto o acontecimiento del que se trata. En párrafos sucesivos se ofrece información ordenada según un interés decreciente. Cada párrafo debe terminar como si se tratara del último, sin dejar cabos sueltos (véase la sección Lenguaje periodístico).
Caótica o de tormenta de ideas
A veces un autor busca escribir un texto sin estructura, algo aparentemente incoherente, pero que puede tener sentido en ciertos géneros: la novela, por ejemplo. En un texto con estructura de tormenta de ideas (calco semántico del inglés brainstorming) las oraciones se secuencian de forma inconexa; muchas de ellas pueden estar inacabadas, lo que se marca habitualmente con puntos suspensivos; el texto se asemeja a la sucesión de imágenes rápidas que pasan por la mente del autor y que han sido aparentemente transcritas tal cual.
Texto completo o fragmento
Tiene más sentido comentar la estructura de un texto completo que de un fragmento. Si se trata de esto último, asumiremos que el texto original ha sido correctamente fragmentado (algo que, aunque parezca mentira, no siempre ha ocurrido en nuestras P.A.U.) y que tiene una estructura coherente; lo comentaremos, por tanto como si de una unidad textual se tratara. De todas formas, no estará de más hacer alguna alusión a su carácter fragmentario en nuestra respuesta.
Gráfico ilustrativo
Resultará imprescindible en mis exámenes, y muy recomendable en los de las Pruebas de Acceso, complementar la explicación escrita sobre la estructura con algún tipo de gráfico o cuadro sinóptico que permita, de un golpe de vista, demostrar que se ha captado la organización de las ideas del texto y su jerarquía.

Alfonso Sancho Rodríguez

El comentario crítico

No esperes encontrar aquí recetas fáciles para cocinar textos. Debo confesarte que, en la veintena de años que llevo implicado en las Pruebas de Acceso como profesor o corrector no he conseguido una fórmula universal para elaborar comentarios críticos. El tipo de comentario que se pide en la Selectividad es una actividad poco científica y difícilmente sistematizable. No es fácil ofrecer unas cuantas normas o aportar un modelo de aplicación universal. No obstante –no te agobies–, la práctica es sencillísima: comprobarás, cuando hayas hecho varios comentarios, que conseguir una buena calificación te costará menos en esta pregunta que en ninguna otra. Así que, tampoco aquí, hay motivo real de preocupación con este examen.
En caso de que creas necesitar más teoría de la que aquí se ofrece, puedes visitar estas páginas que he entresacado de la ingente cantidad de referencias que sobre este asunto ofrece Google. Te anticipo que, si buscas soluciones universales, también estas páginas te van a decepcionar (algunas están en formato PDF, por lo que necesitarás el programa Acrobat Reader de Adobe para poder leerlos).

http://www.auladeletras.net/material/comcrit2.pdf

http://www.lenguaensecundaria.com/material/comentar.htm#ejemplos

http://www.terra.es/personal5/auladelengua/comcrit.PDF

http://clientes.vianetworks.es/personal/rescoto/files/guiacomentariocritico.rtf

http://www.isabeldeespana.org/lengua/apunt.htm#3.%20EL%20COMENTARIO%20CRÍTICO
Tipología de los textos seleccionados
Según indican las disposiciones legales, la Ponencia Interuniversitaria podría seleccionar textos de cualquier tipo para los exámenes. Deberías estar preparado, por tanto, para comentar textos publicitarios, jurídicos, administrativos... Pero, no nos engañemos, la realidad no es esa. Los profesores que elaboran los exámenes saben que deben elegir un texto que dé juego para el comentario crítico. Así pues, no parece probable que te pidan comentar el prospecto de un medicamento o la etiqueta de una lata de fabada asturiana. Aunque, desde un punto de vista estrictamente lingüístico, un comentarista hábil podría sacar algún jugo a estos textos, el comentario de su contenido resultaría probablemente surrealista.
Así que nunca han seleccionado un texto raro y no es fácil que lo hagan en el futuro. Lo más posible es que tengas que enfrentarte a un texto de tipo ensayístico o literario. Analizando los textos que se han propuesto en anteriores convocatorias, podrás comprobar que la selección no es aleatoria: las posibilidades reales se reducen a fragmentos de obras teatrales, novelas o cuentos, poemas o columnas periodísticas. No se puede garantizar que la Ponencia no sorprenda en algún examen con un texto de tipología distinta, pero, razonablemente, debes dedicar más tiempo a la preparación de textos ensayísticos, literarios y periodísticos que a otros de distinta naturaleza.
Comentario del contenido, no de la expresión
Aquí se pide básicamente un comentario del contenido y no de la expresión. No obstante, los textos poseen rasgos expresivos de los que pueden extraerse conclusiones que afectan al contenido. El hecho, por ejemplo, de que aparecieran algunos verbos en primera persona o muchos epítetos en un fragmento argumentativo puede servirte de punto de partida para alguna observación sobre la subjetividad del texto, sobre el tipo de enfoque del autor o sobre su falta de universalidad. Pero no abuses del análisis de la forma. No realices tampoco afirmaciones sin fundamento que, además, sean aplicables a cualquier texto (en este texto abundan los sustantivos y los adjetivos o en el texto predomina la acentuación paroxítona). No incluyas, por acertadas que sean, observaciones sobre rasgos formales sin extraer de ellas conclusiones más o menos relevantes.
Comentarios críticos muy poco críticos
Muchos comentarios críticos de los que se presentan en las Pruebas de Acceso no son críticos; no explican ni enjuician el texto desde el punto de vista personal del comentarista. Más de la mitad de ellos se basan en clichés memorizados. A veces incluso los alumnos son alentados a utilizar clichés por sus propios profesores. El comentario así concebido se convierte en una actividad mecánica en la que se cumplimenta una especie de formulario válido para cualquier texto.
Obviamente, en general, conviene que evites los clichés, los párrafos polivalentes o los comentarios memorizados. En el caso raro de que, tras hacer varias prácticas aún sientas inseguridad ante este ejercicio, y prefieras por ello asegurarte la contestación, no utilices formularios ajenos: procura elaborar tu propio esquema; de este modo es posible que se note menos la trampa.
¿Hay que tener una opinión formada sobre todos los temas?
En teoría, habría que contestar afirmativamente a esta pregunta. Esta prueba trata de medir la madurez intelectual y cultural del que se examina. No es raro, por tanto, que se suponga una opinión formada a un alumno culto sobre temas de interés universal o de actualidad. No parece necesario prepararse especialmente para enjuiciar temas universales como el amor, la vida o la muerte, pero quizá te conviniera tomar contacto con la actualidad a través de la lectura frecuente de la prensa, especialmente de los editoriales de algunos diarios de difusión nacional o las columnas de los suplementos semanales.
Debes evitar los coloquialismos, la pedantería y la redacción de móvil
Debes redactar tu comentario en español culto, evitando coloquialismos y, por supuesto, vulgarismos. No utilices, por ejemplo, la segunda persona impersonal (cuando lees este fragmento, te sientes transportado a tiempos...); hay otras muchas formas de expresar impersonalidad menos coloquiales. Evita también las frases hechas o las metáforas demasiado manidas (amplio abanico, largo etcétera, llamar poderosamente la atención...). Pero, al mismo tiempo, evita la pedantería inútil, utiliza sólo las palabras cuyo uso correcto te sea familiar. No hagas como un conocido mío que, hablando con un político importante, le decía que él se conformaba con poco, que era una persona muy ebria; o como aquel alcalde que, tras la intervención de un Ministro que visitaba el pueblo, tomó la palabra y dijo: haciendo caso omiso de lo que ha dicho el señor Ministro...
Está muy bien que en los mensajes que les mandas a tus amigos utilices las abreviaturas más inverosímiles para ahorrar tiempo y dinero, siempre que ellos las entiendan; lo que no sería tan inteligente es usar esa misma jerga en un texto que debe ser formal y culto, como el de este examen. Deja las abreviaciones taquigráficas para tus apuntes (q por que o + por más), aquí sólo te podrías permitir el uso de abreviaturas comúnmente aceptadas (consulta el D.R.A.E.) y las propias de los tecnicismos lingüísticos (CD, CI, SN S, Adj., etc.).
¿Son defendibles las posturas extremas?
Lo más probable es que tus opiniones sean moderadas y aceptables socialmente. Si esto no fuera así, plantéate la posibilidad de no ser sincero en el comentario crítico. No todas las posturas son respetables: probablemente muchos correctores no verían con buenos ojos que defendieras en el examen el racismo, el asesinato o el maltrato a las mujeres. No es este el mejor momento para mostrar tu radicalismo, si es que te sientes radical. Procura enfocar el tema desde varios puntos de vista, ofreciendo argumentos a favor y en contra de cualquier asunto políticamente comprometido (aborto, pena de muerte en EE.UU., ecología...).
Resumen, tema, estructura, comentario crítico
La tercera pregunta constituye, en realidad, la cuarta parte del comentario del texto. Puedes aprovechar lo dicho en el resumen, el tema o la estructura para tu análisis crítico; relacionar, por ejemplo, las ideas básicas del texto con su acertada disposición estructural puede servirte para componer un par de párrafos en tu comentario. De cualquier forma, evita repetir aquí lo ya escrito en las dos primeras preguntas.
Un posible esquema
Incluyo aquí un esquema para el comentario porque algunos alumnos se sienten desvalidos sin un corsé que los sustente, no porque sea el único que se puede seguir; por el contrario, convendría que no lo siguieras. Sería preferible que, tras leer con detenimiento todo lo que aquí explico, elaboraras tu propio esquema, siempre abierto a la improvisación del examen.

Párrafos de introducción. Breves, no más de cien palabras.


Párrafos centrales. Es conveniente ofrecer una opinión personal, impresión o valoración de los datos o hechos observados en el texto.


Párrafos de conclusión y cierre.

¿Es conveniente incluir apartados y subapartados en esta pregunta?
No hay inconveniente en dividir el comentario en partes y titularlas si lo consideras necesario. Teóricamente, esto facilitaría la labor del corrector y haría más legible el texto. No obstante, puede ocurrir que no sea prudente dar demasiadas facilidades al profesor-corrector para que descubra las carencias de nuestro trabajo. Además, el contenido de algún apartado podría resultar raquítico si tratamos de ajustar un esquema general y previo a cualquier texto concreto. Parece recomendable, por tanto, contestar a esta pregunta en un solo bloque. No quiere ello decir que no debas utilizar párrafos según dictan las normas de puntuación y el sentido común.
Extensión ideal del comentario
Si en las preguntas anteriores te recomendaba concisión, en ésta parece conveniente lo contrario. Creo que a la mayoría de los correctores puede resultarles más disculpable un comentario farragoso –incluso– que uno tan esquemático que no se pueda observar en él la capacidad expresiva del que se examina. No se pide un esquema ni una contestación telegráfica.
Siendo más concreto, creo que el mínimo recomendable se puede situar en unas quinientas palabras (un folio por las dos caras con letra normal). La extensión máxima te la dictará la propia limitación del tiempo del examen (una hora y media). Aunque a esta cuestión debes dedicar más tiempo que al resto por su peso en la calificación, es fundamental que no dejes ninguna pregunta en blanco. Puesto que puedes contestar las preguntas en el orden que prefieras, quizá debas dejar ésta para el final y dedicarle todo el tiempo que te quede.
Recomendaciones oficiales
La Ponencia de Lengua, recogiendo las observaciones que han ido realizando curso tras curso los correctores de las pruebas, ha distribuido a los departamentos de los institutos y colegios un documento en el que se ofrecen recomendaciones y consejos para la realización del examen. Transcribo aquí lo relacionado con la tercera pregunta:
Las dos primeras preguntas constituyen una fase previa a la tercera pregunta: Comentario crítico sobre el contenido del texto. La finalidad de dicha pregunta es evaluar la capacidad del examinando para enjuiciar lo dicho en el texto, asintiendo, disintiendo o matizando de forma razonada, pertinente y rigurosa. En otras palabras, se solicita del estudiante el enjuiciamiento y valoración del contenido de texto, así como su opinión sobre el tema.
No hay, pues, recetas ni esquemas preestablecidos ni un solo modo de realizar un comentario crítico sobre el contenido del texto, pues caben diversos enfoques y distintos métodos. No obstante, la Ponencia considera oportuno insistir en qué consiste (sic) el comentario crítico del texto y resaltar, desde la experiencia adquirida en la corrección de los exámenes, cuáles son los errores más frecuentes detectados en la realización de dicho comentario para evitar su reiteración.
Por comentario crítico se entiende una valoración personal del texto mediante criterios objetivos y explícitos. Consiste, por tanto, en la expresión de juicios interpretativos y valorativos del texto. Tanto la interpretación del texto como la valoración han de fundamentarse en razones y argumentos convincentes.
El comentario crítico no es un resumen, ni volver a copiar el texto con otras palabras, ni una impresión subjetiva, laudatoria o detractora; es dar una respuesta a las cuestiones que plantea el texto. Por eso, consiste principalmente en destacar, afirmar, negar y objetar algo a lo expuesto y, para ello, es necesario tener una opinión sobre el tema, tener una mínima información. Para llevar a cabo esa valoración, el alumno deberá confrontar las ideas expuestas en el texto con la visión personal que tiene sobre el mismo.
Para facilitar la transición de las preguntas 1ª y 2ª, evitando reiteraciones innecesarias en la 3ª, y para facilitar que el comentario se desarrolle en fases progresivas y articuladas, se sugiere que se adopten los pasos siguientes:
1.Adopción por parte del alumno de un determinado punto de vista (perspectiva objetiva o subjetiva) ante el tema básico o la tesis desarrollada en el texto.
2.Confrontación del punto de vista adoptado con las ideas, juicios, razonamientos..., desplegados por el autor en el proceso del discurso.
3.Conclusión sintética y personal (objetiva o subjetiva, razonada por supuesto, y ajena a opiniones arbitrarias).
En cualquier caso, deben evitarse errores tan frecuentes como:
1.Expresar impresiones personales de agrado o rechazo sin justificar.
2.Limitarnos a expresar la adhesión o rechazo del texto con un "estoy de acuerdo con lo que dice..."
3.Reproducir un esquema fijo, predeterminado e inadecuado al texto. Muchos de los apartados a los que se intenta responder quedan vacíos de contenido.
4.Entender crítica como censura.
5.Aprovechar el texto para el desarrollo del tema de teoría o historia de la literatura.
6.Fórmulas memorísticas, estereotipadas, comentario previo, prescindiendo del texto.
7.Intentar encontrar los errores de coherencia o cohesión que no existen en el texto.
8.Volver a contar, de forma más extensa, el resumen del texto.
9.Pretender hacer un ejercicio de crítica literaria (plano fónico, léxico, morfosintáctico...).
Es más difícil la teoría que la práctica
Es posible que, una vez que has leído todo lo anterior, te encuentres aun más perdido que al principio. No resultaría extraño, porque, como dije arriba, este tipo de comentario es difícil de sistematizar. Pero debes vencer el pánico al folio en blanco, que invade incluso a los escritores más experimentados. Empieza a escribir sin ser demasiado exigente contigo mismo en los primeros ejercicios. Estoy convencido de que, cuando hayas hecho cuatro o cinco comentarios críticos, empezarás a sentirte seguro con esta práctica y convendrás conmigo en que, probablemente, sea ésta la pregunta más sencilla de todo el examen.

Alfonso Sancho Rodríguez

El resumen

¿Resumen o extracto?
Mejor resumen que extracto. Un extracto es un recorte del texto, es lo que se hace cuando se subraya: se seleccionan los fragmentos más relevantes y se elimina lo accesorio. Extractar es un procedimiento muy útil y productivo cuando se trata de estudiar un gran volumen de información, pero, para este ejercicio, deberíamos elegir otra estrategia.
Un buen resumen condensa lo esencial del texto, sin incluir habitualmente ejemplos, datos, fechas, casuística concreta... No utiliza la sintaxis ni el léxico del texto original
¿Resumen o introducción del comentario?
No conviene que haya interpretación ni opiniones propias en el resumen. Aunque un buen resumen es siempre parte de un comentario, no debe incluir comentarios.
¿Qué extensión debe tener el resumen?
El resumen no debe ser más largo que el texto. Pero un resumen de 20 palabras tampoco suele conseguir la máxima puntuación. Indudablemente, la extensión más recomendable de nuestro resumen dependerá de factores como la longitud del texto original o su densidad conceptual. En general, para los textos que se suelen seleccionar en esta prueba, podemos pensar en un resumen de unas 100 palabras (unas diez líneas, con letra normal).
¿Literatura sobre la literatura?
No es el resumen el mejor lugar para tratar de hacer literatura sobre el texto; por el contrario, hay que evitar el lenguaje poético. Dejemos la verborrea literaria para la última parte del comentario crítico. Parece preferible utilizar lenguaje estándar. No olvidemos que hay que condensar el contenido, no reproducir la forma.
¿Fórmulas introductorias?
Muchos tienen tendencia a utilizar fórmulas fijas como: El texto nos habla de..., El autor narra..., El fragmento propuesto para resumir trata sobre..., A continuación afirma..., La conclusión del autor es..., El autor termina recomendando que...
No hay inconveniente en admitir estos clichés, pero quizá resulten más adecuados en otras preguntas (tema y estructura, o comentario crítico); en el resumen hemos de economizar palabras y podemos prescindir de este tipo de recursos.
¿Resumen por párrafos o por partes?
Casi todos los textos permiten la organización del resumen en un solo párrafo. La segunda pregunta (tema y estructura) puede incluir un resumen por párrafos, pero en ésta, a no ser que la complejidad conceptual o estructural del texto recomiende lo contrario, suele ser mejor utilizar uno solo.

Alfonso Sancho Rodríguez

lunes, 11 de junio de 2007

EL ENSAYO

EL ENSAYO, LUGAR DE ENCUENTRO ENTRE LA EXPOSICIÓN Y LA ARGUMENTACIÓN
En el ensayo se manifiestan habitualmente tanto la exposición como la argumentación dado que es un género ligado a la reflexión libre, al discurrir en libertad.
Queda definido el ensayo como vehículo de la comunicación del pensamiento en sus diversas facetas. El propósito estético queda subordinado a fines ideológicos, a pesar de que hoy, por ejemplo en el ensayo periodístico, se cultiva con un alto grado de intención artística.
El ensayo no ha sido, tradicionalmente, considerado como un género de derecho, sin embargo hoy se pretende rectificar esta situación.
María Soledad Arroyo considera como rasgos del ensayo:
• El autor mantiene una posición subjetiva.
• La temática es variada.
• El estilo es "prosa literaria sin estructura prefijada, que admite la exposición y la argumentación lógica, junto a las digresiones, en un escrito breve sin intención de exhaustividad".
• El propósito es comunicativo, reflexivo o didáctico.
Montaigne se considera el introductor del término, en 1580, sin embargo consideraba ensayo como un desarrollo del proceso intelectual, no como género. Para Lázaro la invención del género debe ser atribuida al franciscano Fran Antonio de Guevara, en 1545, con Menosprecio de corte y alabanza de aldea. Parece que el prosista galo se inspiró en Guevara para hacer sus Essais.
En la configuración del ensayo es fundamental la figura del lector, pues constituye el punto de destino. Esto explica las reiteradas alusiones a los lectores que se hacen, como si se intentara abrir un diálogo.
En cuanto a los recursos lingüísticos falta una tendencia definida. Conserva la precisión y claridad y con frecuencia utiliza recursos estéticos propios del lenguaje coloquial.
TIPOLOGÍA DEL ENSAYO
Posee una rica y compleja naturaleza, de ahí la dificultad que entraña elaborar una tipología.
Normalmente se atiende al contenido o al modo en que este se trata.
Temáticamente predominan los temas humanísticos
Pueden clasificarse también según la actitud del autor, y entonces se hablaría de ensayos informáticos, irónicos, cómicos... Un grupo bien definido sería el constituido por los ensayos de crítica.
RASGOS QUE CARACTERIZAN EL ENSAYO
1. Su estructura es libre. La línea de pensamiento no sigue un camino prefijado, si no que discurre libremente. Esta característica está en consonancia con el propósito último del ensayo, ya que éste pretende sobre todo sugerir, y no tanto proporcionar una información exhaustiva sobre un tema. A pesar de que la estructura es libre, es frecuente, sin embargo, la utilización de la estructura deductiva.
2. Se utilizan con frecuencia citas. Encuentra sus raíces en la tradición oral, constituida por el acervo de proverbios, máximas y aforismos. Las citas aparecen con una finalidad diferente a la que se ha señalado para la argumentación, es decir, no se pretende recargar al texto de erudición; al contrario ponen de relieve la conexión con una tradición legitimada.
3. La brevedad. Puesto que su fin no es transmitir todo lo que se sabe sobre un tema el ensayo se supedita a la brevedad, pero la unidad interna temática será la que dicte en última instancia la extensión adecuada.
4. Hay variedad temática. Aunque se tratan preferentemente temas pertenecientes a disciplinas humanísticas. No obstante, existen ensayos que se aproximan más bien al tratado científico.
5. Carácter subjetivo. El enfoque personal condiciona el tono con que se interpreta el mundo, la vida, la naturaleza, los seres humanos. En resumen el ensayo proyecta la personalidad del ensayista, lo que ocasiona la entrada de datos autobiográficos con bastante frecuencia.
EL ENSAYO Y LA NOVELA
Aunque son términos tradicionalmente separados, el ensayo parece transgredir esta frontera y formar parte de la novela. La incrustación del discurso ensayo en la novela corre paralela, por ejemplo, a la desaparición del personaje. Se trata de una trasgresión genérica que posiblemente está marcando un nuevo rumbo a ambos géneros.

MÁS INFORMACIÓN
El ensayo es un género relativamente moderno; pueden rastrearse sus orígenes desde épocas remotas. Sólo en la edad contemporánea ha llegado a alcanzar, una posición central. Es muy probable que en su desarrollo y hegemonía, haya tenido gran influencia el pensamiento liberal y el periodismo.
En la actualidad está definido como género literario, pero en realidad, el ensayo se reduce a una serie de divagaciones, la mayoría de las veces de aspecto crítico, en las cuales el autor expresa sus reflexiones acerca de un tema determinado, o incluso, sin tema alguno.
Lo que deslinda el ensayo de otros géneros literarios es un rasgo propio: lo sugiere la palabra misma, la palabra ensayo proviene del latín tardío: exagium, es decir, el acto de pesar algo. Está, además, relacionado con el "ensaye" prueba o examen de la calidad y bondad de los metales. Ensayar, es pesar, probar, reconocer y examinar. Por lo tanto, el ensayo es un escrito generalmente breve, sobre temas muy diversos. No lo define el objeto sobre el cual se escribe sino la actitud del escritor ante el mismo; en el fondo, podría ser una hipótesis, una idea que se ensaya. El ensayo es un producto de largas meditaciones y reflexiones, lo esencial es su sentido de exploración, su audacia y originalidad, es efecto de la aventura del pensamiento.
Un ensayo es un escrito en prosa, generalmente breve, que expone con hondura, madurez y sensibilidad, una interpretación personal sobre cualquier tema, sea filosófico, científico, histórico, literario, etc.
En la manera con que se expone y enjuicia un tema colinda con el trabajo científico, con la didáctica y la crítica. No sigue un orden riguroso y sistemático de exposición. El punto de vista que asume el autor al tratar el tema adquiere primacía en el ensayo. La nota individual, los sentimientos del autor, gustos o aversiones es lo que lo caracteriza, acercándose a la poesía lírica. Lo que los separa es el lenguaje, más conceptual y expositivo en el ensayo; más intuitivo y lírico en la poesía.
Características del Ensayo
Sus características son:
• estructura libre
• de forma sintética y de extensión relativamente breve
• variedad temática
• estilo cuidadoso y elegante
• tono variado, que corresponde a la manera particular conque el autor ve e interpreta al mundo.
El tono puede ser profundo, poético didáctico, satírico, etc., la amenidad en la exposición, que sobresale sobre el rigor sistemático de ésta.
Se clasifica en: Uno de carácter personal, en el que el escritor habla sobre sí mismo y de sus opiniones sobre hechos dentro de un estilo ligero y natural. Otro, más ambicioso o extenso, de carácter formal o que se aproxima más al trabajo científico, aunque siempre interesa el punto de vista del autor.
El verdadero ensayista debe poseer un perfecto dominio de la materia y buena dosis de cultura general para desarrollar un tema artísticamente a la manera de un motivo musical que se desenvuelve a través de ricas y variadas relaciones tonales. El ensayo es también una especie de divulgación y un juego brillante por el mundo de las ideas.
Tipos de Ensayos
Ensayo literario: El término "ensayo" aplicado a un género literario fue escogido por el escritor francés Miguel de Montaigne (1533-1592) para denominar sus libros: Essais. Algunas de las condiciones que debe satisfacer el ensayo literario es la variedad y libertad temática. El tema literario corresponde más a un problema de forma que de fondo.
Los ensayos de Montaigne establecieron la autonomía del género, parten en muchos casos de citas, de lecturas y de obras literarias, pero hay en ellos muchos otros temas motivados por la observación de las costumbres, el trato humano y la experiencia vital. El ensayo literario se puede definir a partir de las ideas en juego que abarcan diversas disciplinas como la moral, la ciencia, la filosofía, la historia y la política, las cuales crean un misceláneo dinámico y libre. En el ensayo, el autor plasma sus impresiones y reflexiones acerca de la vida; es y debe ser personal, subjetivo: una visión particular del escritor.
El ensayo por definición, es un concepto incitante que invita a transgredir las normas estéticas y morales. Los periodistas argumentan que todos los días se ensaya a manera de nota informativa sobre la realidad. El ensayo es un producto crítico por excelencia.
Por otra parte, los filósofos defienden el ensayo como una forma de expresión real de las manifestaciones filosóficas, llámese tratado, discurso o réplica. Por tanto, el ensayo no puede ser definido en un solo concepto, las diferentes disciplinas lo adecuan a sus necesidades, y se valen de artilugios para defender su género.
Ensayo científico: Una de las fronteras entre ciencia y poesía está en el ensayo. Se le ha llamado género "literario-científico" porque parte del razonamiento científico y de la imaginación artística. La creación científica arraiga, como la poética, en la capacidad imaginativa, ésta no se puede ignorar totalmente; sin embargo no se aparta de la naturaleza o de la lógica. El ensayo comparte con la ciencia uno de sus propósitos esenciales: explorar más a fondo la realidad, aproximarse a la "verdad" de las cosas. Comparte con el arte la originalidad, la intensidad y la belleza expresiva.
En el ensayo no hay en realidad un estilo definido, sino muchos según el carácter del autor. Pero sí existe una condición esencial que todos debemos cumplir: la claridad de expresión, esta transparencia que puede dar al lector una mayor comprensión de la autenticidad del pensamiento plasmado por el ensayista.

LA NARRATIVA

La narrativa o épica, entendida como la atención que el escritor presta a lo que ocurre fuera de él para intentar transmitirlo de la manera más objetiva posible, con más o menos imparcialidad, es uno de los géneros literarios, junto a la lírica, la dramática y el ensayo, que conforman cada uno de los distintos grupos en que pueden ser clasificadas las obras literarias atendiendo a determinadas características comunes.
La épica o narrativa suele presentarse en prosa (salvo casos como los romances o los cantares de gesta, escritos en verso), sobre todo en los últimos tiempos.
Subgéneros narrativos en prosa
Los más importantes son:
1. El cuento: suele ser un relato breve, con pocos personajes, una única trama y una complejidad menor que en la novela. No podemos establecer los límites exactos del cuento. Cuando hablamos de brevedad, nos referimos a que su extensión es menor que la de una novela. Por ello, contamos con un subgénero híbrido entre el cuento y la novela: la novela corta, con una extensión intermedia entre lo breve y lo muy extenso. Tradicionalmente los cuentos se han transmitido de manera oral de generación en generación. Estos cuentos populares solían contar con un final didáctico o moralizante (por ejemplo, El conde Lucanor, de don Juan Manuel, siglo XIV). A partir, fundamentalmente, del siglo XIX, algunos autores comienzan a escribir relatos breves con finalidad artística, aunque sin pretensiones moralizantes. La mayoría de estos cuentos literarios (sin tradición popular) están dirigidos a un público adulto y cuentan con una gran concentración de la acción y los personajes (por ejemplo, los cuentos de Edgar Allan Poe o las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer).
2. La novela: suele tener una extensión y complejidad mayores que el cuento. Se caracteriza por la libertad: este subgénero no tiene límites y puede contener desde diálogos con clara intención dramática o teatral hasta fragmentos líricos o descriptivos. Los subgéneros novelescos son numerosísimos: novela histórica, de aventuras, rosa, policíaca, de acción, negra, psicológica, de caballerías, de amor, de tesis, social... La única condición es que esté escrita en prosa y que en ella intervengan unos personajes sobre los que se nos diga algo. Actualmente, la novela es el principal de los subgéneros literarios. La mayoría de los lectores sólo leen novelas, lo cual se ve favorecido por un potente mercado editorial que en los últimos tiempos se ha volcado con esta modalidad literaria.
La acción
Por acción entendemos la historia que se va desarrollando ante nuestros ojos a medida que leemos la novela. En una narración se suelen suceder varias acciones a la vez, las primarias y las secundarias, que, entretejidas entre sí, forman el cuerpo de la novela o argumento. Es importante que las acciones sucesivas sean verosímiles o creíbles, es decir, deben desarrollarse dentro de la lógica interna de la novela. Asimismo, el autor debe cuidarse de no caer en contradicciones argumentales para que la acción avance sin problemas. El orden de la acción, desde un punto de vista clásico, suele responder a la siguiente estructura interna:

-Planteamiento:
es la presentación de los personajes y el establecimiento de la acción que se va a desarrollar. Además, se expone el marco temporal y espacial en que se situará la historia.

-Nudo o desarrollo: la situación expuesta en el planteamiento comienza a evolucionar, es decir, se desarrolla el conflicto en el que se verán inmersos los personajes. En la novela suele haber un conflicto principal y otros secundarios que dependen, en mayor o menor medida, de aquél.

-Desenlace: es la resolución del conflicto y el final de los sucesos que se han planteado. Puede ser positivo y alegre, neutro, o negativo y desgraciado.
De todos modos, y sobre todo desde la renovación de la novela a partir de mediados del siglo XX, es habitual que esta estructura se vea truncada:

-In medias res o principio abrupto: consiste en iniciar la acción cuanto esta se encuentra en pleno desarrollo, sin haber presentado previamente a los personajes.

-Estructura inversa: el autor adelanta el desenlace de la novela en las primeras páginas de la misma, y posteriormente se dedica a contar cómo los acontecimientos evolucionan hasta llegar a ese final.

-Final abierto: la historia no termina de resolverse, ni positiva ni negativamente, de manera que el lector percibe la sensación de que la acción se extiende más allá de los límites de la novela.

El tiempo
El desarrollo argumental de una narración suele evolucionar a través del tiempo. Este tiempo de la novela no tiene por qué presentarse de manera lineal u ordenada, sino que puede ser alterado libremente por el autor con finalidad estilística, argumental o estructural. Esta técnica consistente en alterar el orden lógico de la narración se denomina temporalización anacrónica, y cuenta con dos recursos:

-Analepsis o retrospección (flash-back): es un salto hacia atrás en el tiempo de la historia.

-Prolepsis o anticipación (flash-forward): el autor adelanta acciones que aún no se han producido en el relato primario de la novela, es decir, se trata de un salto hacia delante.
En relación con el tiempo en la novela no podemos olvidar el concepto duración. Un acontecimiento puede durar lo mismo en una narración que en la vida real, pero también puede ser resumido de manera que, por ejemplo, varios años transcurran en pocas páginas, o dilatado en el tiempo, y así un hecho mínimo puede ser descrito y analizado con detenimiento abarcando un gran número de páginas.

El espacio
La situación física en que se encuentran los personajes es uno de los recursos principales que los autores utilizan para contextualizar las historias narrativas. Una novela se puede desarrollar en un lugar o en varios, en espacios interiores o exteriores, rurales o urbanos, con los siguientes fines:

-dar credibilidad a la historia,

-contextualizar a los personajes,

-producir efectos ambientales y simbólicos.
Los novelistas se suelen valer de la técnica de la descripción para presentar los espacios. Durante el movimiento literario realista del siglo XIX la descripción y el análisis de los espacios alcanzaron prácticamente la misma importancia que la historia narrada. En la literatura actual se muestra el espacio a través de los ojos de los personajes o del narrador.

Los personajes
Los personajes son las personas, reales o ficticias, que desarrollan la acción narrada por el novelista. Los personajes principales o centrales son denominados protagonistas, mientras que los demás son secundarios. Es fundamental que el narrador ofrezca al lector una caracterización de los personajes, que puede ser:

-Física: se describe el aspecto y el modo de vestir.

-Psicológica: cómo piensan, qué opinan ante la realidad circundante, cómo se comportan.

-Mixta: es una mezcla de las dos anteriores. Esta técnica se denomina retrato.
En una novela hay varios tipos de personajes:

-Agente de la acción: lleva el peso del desarrollo argumental y es el centro de atención de la historia narrada.

-Elemento decorativo: no aporta nada fundamental a la acción, sino que su función se limita a dar credibilidad a las acciones que le suceden al protagonista. Suelen formar parte de las escenas de grupo.

-Portavoz de la ideología del autor: a través de un personaje, que puede ser protagonista o secundario, el narrador se introduce intelectualmente en la acción y aporta su punto de vista personal al desarrollo argumental.

Los personajes de una novela se pueden presentar ante el lector de distintos modos:

-Por sí mismos. Este recurso suele aparecer en las novelas autobiográficas.

-A través de otro personaje.

-A través del narrador.

-De forma mixta, combinando las tres formas anteriores.

El narrador
Por narrador se entiende la voz que cuenta lo que sucede en la novela. El autor puede narrar los hechos directamente, o bien elegir a un personaje que, con más o menos protagonismo, vaya contando desde dentro la historia. Además, en una misma narración puede haber distintos tipos de narradores, es decir, voces diversas que aportan puntos de vista distintos. Veamos más detenidamente cada uno de los tipos de narrador que hemos mencionado:

-Narrador omnisciente: suele corresponderse con la voz del autor, que nos cuenta todo lo que los personajes hacen, dicen o piensan. El narrador omnisciente no justifica por qué conoce todos los datos que aporta, y el lector acepta esa voz que todo lo sabe como la voz del autor.

-Narrador personaje: en ocasiones, la historia es narrada por uno de sus personajes, aunque hemos de diferenciar entre el narrador-protagonista y el narrador-secundario. En el primer caso, la narración suele ser autobiográfica, ya que el narrador-protagonista se sitúa como centro de la acción y relata los hechos desde su propio punto de vista. En el segundo caso, el narrador-secundario es espectador de la acción, y la presenta según su mayor o menor proximidad a los protagonistas. Estos narradores-personajes no suelen ser omniscientes, sino que sólo cuentan aquello que conocen por experiencia propia o por conocimiento ajeno.
A partir de la renovación de la novela a mediados del siglo XX, cada vez son más frecuentes las novelas en las que intervienen distintas visiones de los personajes que están involucrados en la acción, en lo que puede denominarse narración colectiva. Un mismo hacho es narrado por varios personajes distintos, con lo que el lector obtiene una visión completa y diversa de la historia, enriquecida por puntos de vista diferentes.
En ocasiones, el autor de una novela no dirige su historia directamente al lector, sino a un personaje de ficción. Este personaje recibe el nombre de narratario.

José Carlos Carrillo Martínez

jueves, 10 de mayo de 2007

Consideraciones sobre las perífrasis verbales, después de haber entendido la definición y la estructura

Qué son y qué no son perífrasis

A veces resulta difícil distinguir una perífrasis verbal de la unión de dos verbos que pertenecen a oraciones diferentes. Habida cuenta de la gran variedad de las perífrasis, no es fácil dar unas reglas válidas para todas las situaciones. No obstante, si hay perífrasis:
El auxiliar debe estar gramaticalizado: su significado se ha esfumado total o parcialmente. En tengo que ir, el verbo tener no implica ninguna posesión;
El segundo verbo en ningún caso puede ser complemento del primero: en debo venir, (perífrasis) venir no es el CD de debo, ambos funcionan exactamente igual que he venido o soy amado; sin embargo, en deseo comer (oración compuesta), comer es el CD del otro verbo: lo deseo. En este segundo caso, tenemos una oración subordinada en función de CD.
NOTA: En origen, la formación de los tiempos de perfecto con haber y de pasiva con ser eran también perífrasis. Hoy en día ya no las consideramos como tales, sino como parte de la conjugación normal del verbo a pesar de que su forma es la propia de una perífrasis.


¿Para qué sirven las perífrasis?

Sirven para marcar algunas características de la acción del verbo que no pueden ser expresadas por las formas simples o compuestas del verbo. Hay básicamente dos tipos: las modales y las aspectuales.
Las perífrasis aspectuales indican el modo en que es vista la acción por el hablante; a esto lo llamamos aspecto. Aspecto imperfectivo es el que el que muestra la acción sin ningún tipo de límites: no le preocupa al hablante indicar si la acción ha comenzado en algún momento, si va a terminar en algún otro... lo único que le importa es ver la acción en su propia duración, como vista desde dentro; por el contrario, el aspecto perfectivo marca claramente algún límite en el que la acción ha cambiado: muestra que la acción ha comenzado en un momento, que está a punto de comenzar, que sucede en un momento único, que está para acabar, etc.
Las perífrasis modales, por su parte, sirven para expresar la actitud del hablante ante la acción. Indican que el hablante interpreta la acción bien como una obligación que él siente, bien como una posibilidad, una duda, una probabilidad o una aproximación a la realidad. Hay pues, dos tipos de perífrasis modales: las potenciales y las de obligación.



Perífrasis modales:

De obligación:
De posibilidad, duda o aproximación:


1. Posibilidad:

deber + infinitivo: debes llegar antes.
tener que + infinitivo: tienes que llegar antes
haber que + infinitivo: hay que llegar antes (aquí, haber es impersonal)
haber de + infinitivo: has de llegar antes
Puede que + subjuntivo: puede que llegue pronto
Poder + infinitivo: Ella puede llegar pronto

2. Duda y Aproximación:

deber de + infinitivo: deben de ser las diez
venir a + infinitivo: esto viene a costar unas cien mil pesetas




Perífrasis aspectuales

Aspecto imperfectivo:
Aspecto perfectivo:

1. Durativo:
1. Ingresivo:

estar + gerundio: estábamos leyendo el periódico
andar + gerundio: anda diciendo que le has pegado
seguir / continuar + gerundio: y ella sigue leyendo el periódico
llevar + gerundio: llevo leyendo el periódico dos horas
ir + gerundio: vamos ganando dos a cero
Estar a punto de + infinitivo: la película está a punto de empezar
ir a + infinitivo: va a caer una buena tormenta
estar para + infinitivo: está para llover

2. Incoativo:

echarse a + infinitivo: se echó a llorar
romper a + infinitivo: rompió a llorar
ponerse a + infinitivo: se puso a llorar
empezar / comenzar a + infinitivo: empezó a llorar



3. Resultativo:

estar + participio: está hecho desde ayer
llevar + participio: lleva hecho desde ayer

4. Reiterativo:

tener + participio: te tengo dicho que lo dejes aquí
volver a + participio: te vuelvo a decir que lo dejes aquí
dejar + participio: he dejado dicho que te lo envíen

5. Terminativo:

dejar de + infinitivo: dejé de fumar hace dos meses
acabar de + infinitivo: acabo de entregárselo a Juan



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